Pocas películas han sido tan realistas como El automóvil gris; enseguida diré por qué.
Enrique Rosas nació en Puebla el último cuarto del siglo XIX. Muy joven se interesó en el cinematógrafo y, a partir de entonces, se dedicó en cuerpo y alma a la industria del cine.
Primero, se dedicó a filmar vistas de los lugares a los que viajaba; después, en 1900, creó una empresa itinerante de exhibición de películas, propias y ajenas.
Si algo relevante sucedía en la población donde instalaba su cinematógrafo, salía de inmediato a filmarlo. Se convirtió en uno de los primeros reporteros fílmicos.
Cuando tuvo suficiente dinero fundó Azteca Films, la primera productora de cine en México. Su primer cortometraje con argumento, Aventuras del sexteto Uranga, es de 1903.
Pero su mejor obra, con la que pasó a la historia del cine silente, fue El automóvil gris o La banda del automóvil gris.
La película, no solamente es de muy buena factura, contiene tres elementos realistas:
Uno: Está basada en un suceso verídico;
Dos: El director convenció al verdadero inspector de policía para que se interpretara a sí mismo en la película, y
Tres: La secuencia del fusilamiento de los bandidos es la filmación de su verdadera ejecución, que Rosas había filmado cuatro años antes.
¿Quieren más realismo?
Víctor Quiroga
19/junio/2013
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